viernes, 9 de marzo de 2012

Sounds for Artificial Nature


SfAN pretenden ser un compendio de composiciones inspiradas en la naturaleza artificial. Entendamos naturaleza artificial como aquella que ha sido creada ( o recreada ) por la mano del hombre. Ejemplos podemos encontrar miles: un acuario, un zoo o más concretamente un jardín.

El jardín como paradigma de naturaleza artificial, lo entiendo, bajo mi punto de vista, como un collage en donde el hombre intenta emular un espacio idílico a través de elementos naturales, especialmente a través de la flora (algo de fauna también).

De hecho, resulta curioso el pensar que el jardín resulta ser uno de los primeros espacios en donde el sonido es tomado como un elemento estructural, a parte de las fuentes gorgoteantes y los pájaros que se posan en las ramas de los arboles, por ello pongo un fragmento muy interesante que he encontrado en la red, respecto al jardín como una forma de paisaje sonoro.

"Montaigne, en su Viaje a Italia, se detiene en los jardines de la Villa d'Este, en Tivoli y describe con detalle un órgano hidráulico automático que funcionaba desde 1549, además de otras curiosidades mecánicas con el agua y el sonido como protagonistas: «se oye el canto de los pájaros» por medio de «flautines de bronce», y junto a ellos «se mueve un búho», también mecánico, que «presentándose en lo alto de la roca, hace de pronto cesar esta armonía, asustados los pájaros de su presencia…»; después los deja, los pájaros vuelven a cantar hasta que reaparece y así una y otra vez. Salomon de Caus, el gran tratadista de estos artificios de jardín nos explicará con detalle el mecanismo que lo hacía posible en uno de los Problesmes de su fascinante Les raisons des forces mouvantes.

La imitación de árboles, plantas, flores o la creación de ingenios automáticos capaces de producir música, movimientos o el canto de las aves, nos lleva a la Antigüedad, a los nombres de Ctesibio, Filón de Bizancio y Herón de Alejandría. Las invenciones y tratados de hidráulica, neumática y de autómatas de estos sabios ingenieros de la Escuela de Alejandría serán difundidos, traducidos, copiados y perfeccionados en el Imperio romano y bizantino y en el mundo árabe durante la Edad Media. El llamado Trono de Salomón de Bizancio, con un árbol de bronce dorado con pájaros cantores también de bronce, es uno de los más importantes ejemplos. El más antiguo testimonio que sobre él nos ha llegado corresponde a Georgius Monacus, en el siglo IX, quien describe el árbol como de oro y hace referencia al cantar de los pájaros y a su origen mecánico. Un siglo después Liutprando de Cremona describe también «en la parte anterior del trono del emperador», en Bizancio, «un árbol de bronce dorado cuyas ramas estaban llenas de pájaros de la misma materia, de diversas variedades que, según su especie, emitían voces diferentes»"

Este texto de Alfredo Aracil, explica en cierta manera, como siempre hubo una preocupación por ambientar sonoramente estos lugares, para dotarlos así de una identidad que yo considero incluso más idílica si cabe.

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